Aún estamos en los cincuentas, en los albores de la carrera espacial,
con los rusos tomando la delantera al
lanzar el primer satélite artificial de la historia. Por otro lado, comienza un
fenómeno que se ha mantenido hasta la actualidad y es el avistamiento de
objetos voladores no identificados, conocidos coloquialmente como “Platillos
Voladores”. Esto empezó en 1947, cuando un aviador civil llamado Kenneth Arnold
vio, mientras sobrevolaba el estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos, una
formación de extrañas naves con forma de platillos. Todo esto influenciaría las
historias de ciencia ficción.
Mientras en Estados Unidos se obsesionaban con la posibilidad de una
invasión rusa disfrazada de conquista extraterrestre, al otro lado del
Atlántico también se creaban historias con EHdP. En Inglaterra la BBC estrena una
miniserie que se volverá un clásico de la ciencia ficción en el verano de 1953.
Se trata de “The Quatermass Experiment”. En un hipotético ingreso de Inglaterra
a la carrera espacial, el profesor Bernard Quatermass lanza un cohete tripulado
por tres astronautas. Algo malo pasa, por lo que el cohete se estrella en la
campiña y sólo se encuentra a uno de los tres tripulantes. El problema es que
en la nave viene desde el espacio una criatura que consume otros seres vivos,
pudiendo ser un peligro para toda la humanidad.
Es obvia la inspiración en el cuento de John W. Campbell “Who gois There?”,
pero lo que en verdad importa de esta serie es la creación del héroe científico
encarnado en el profesor Quatermass, un genio de humor agrio y que no tiene
empacho en desdeñar a quienes son intelectualmente inferiores a él, siendo aún
así popular entre el público. Quatermass tuvo otros dos seriales más, siendo
todos adaptados por la productora Hammer a versiones cinematográficas, además
de unos remake recientes.
En tanto, con todas las historias de platillos voladores que corrían entre
la gente, era cosa de tiempo que fueran llevados al cine. En 1956 apareció “The
Earth vs The Flying Saucers” donde unos extraterrestres atacan con sus
platillos voladores nuestras ciudades y secuestran personas para leer sus mentes
en busca de información sobre nuestras defensas (cosa interesante, porque el
primer caso documentado de abducción data de 1961). No es una de las mejores
películas de ciencia ficción, pero sus efectos son unos de los más adelantados
de su época, obra del famoso Ray Harryhausen.
Pero hay otra película que marcó aún más esa época, de la cual se han hecho
remake, varias sátiras y algunas copias descaradas. Hablamos de “The Blob”,
estrenada en 1958, en que se nos habla acerca de una extraña derivación del
EHdP (Extraterrestre Hijo de Puta, para el que no leyó el artículo anterior).
Se trata de una especie de moco espacial que llega dentro de un meteoro a la
tierra a comer todo lo que le pongan a su paso y el cual es casi imposible de
detener. Luego que se come a medio pueblo, los valientes protagonistas se dan
cuenta de que la mancha no resiste el frío, con lo cual logran detenerla,
congelarla y enviarla al polo norte.
Con los años el tema en el cine se fue empantanando cada vez más con ideas
menos originales u otras de sencillamente estúpidas. Tenemos por ejemplo “Plan
9 from the Outer Space” de 1956, del director Edward Wood, reconocida casi
unánimemente como la peor película de la historia. La cuestión es que los
extraterrestres intentan acabar con los humanos transformando a los muertos en
zombis asesinos. Con malos efectos especiales, incongruencias en la trama y
apariciones de un Béla Lugoci ya anciano, es una película de culto que es casi
imposible no asociar con una comedia, siendo que siempre pretendió ser una
película seria.
Antes de dejar los cincuentas, debo hacer notar que por esa época
comenzaron las carreras de quienes son reconocidos como los más grandes
escritores de ciencia ficción. Hablamos principalmente de Ray Bradbury, Arthur
C. Clarke, Isaac Asimov y Robert A. Heinlein. Ahora, en cuanto a los EHdP,
Bradbury en sus “Crónicas Marcianas” no los usa, en “El Fin de la Infancia” de Clarke
parecen HdP, pero son buenos como el pan, mientras que Asimov se preocupaba más
de sus robot. No obstante, Heinlein era diferente.
En la novela de 1959 “Starship Troopers”, Heinlein cuenta cómo la humanidad
en el futuro se organiza en una sociedad ultra militarizada para hacer frente a
una raza de arácnidos extraterrestres (coloquialmente llamados chinches) que
compiten con nosotros por el dominio de la galaxia. Heinlein, de pasado castrense,
hace una apología bastante descarada al militarismo en su obra, llegando en
muchas ocasiones a ser una verdadera utopía fascista. No obstante, la calidad
del relato es innegable, siendo adaptada al cine en 1997 por el director Paul
Verhoeven.
Con la llegada de los sesentas el cine pierde cierto interés por las
películas de extraterrestres y por la ciencia ficción en general; por lo menos
no igualando a la década anterior en cantidad de producciones. No obstante, la
televisión retoma estos relatos creando series que con el tiempo se volverían
piezas de culto. Una de las más recordadas es “The Twilight Zone”, creada por
Rod Serling y emitida entre 1959 y 1964. Con historias inteligentes, la serie
mostraba tanto relatos de terror, como fantásticos y de ciencia ficción, en los
cuales en más de alguna ocasión asoma nuestro viejo y amado EHdP.
No obstante, si queremos hablar de una serie que sabe resistir al tiempo y
puede reinventarse una y otra vez, hay que viajar nuevamente a Inglaterra. EN
1963 BBC desea hacer un programa de ciencia ficción infantil que al mismo
tiempo eduque, así que con esa premisa nació “Doctor Who”. La historia nos
habla del Doctor, un extraterrestre que llega a la tierra en una nave con forma
de caseta de policía azul que es más grande por dentro y cuyo nombre es TARDIS
(Time and Relative Dimension in Space). En ella viaja por el tiempo y el
espacio con humanos que le sirven de compañía. “Doctor Who” salió al aire el 23
de noviembre de 1963, un día después del asesinato de John Kennedy, y es la
serie más longeva de ciencia ficción con 50 años.
Además del personaje del Doctor en sí, lo que siempre ha encantado a los
fanáticos son las razas de extraterrestres con la que se enfrentan. De todas
ellas, que son una enormidad, dos son las más icónicas y más recurrentes dentro
de la serie. Los principales enemigos del Doctor y los más temidos son los
dalek, una raza de mutantes del planeta Skaro que viven dentro de una armadura
en forma de salero y que repiten con una voz chillona una y otra vez
EXTERMINATE!!!! Inspirados en los nazis, los dalek son considerados un ícono de
la cultura británica casi al mismo nivel que los Beatles.
Los otros EHdP que podemos mencionar de “Doctor Who” son los Cybermen, un tipo de ciborg hechos a partir de humanos a los que se les saca el cerebro para
ponerlo en un cuerpo robótico, perdiendo de paso todo rastro de humanidad. Los
Cyberman buscan “mejorar” a todos los humanos y no descansarán hasta que la
totalidad sea parte de la Cyberad.
Volviendo al tema de las conspiraciones extraterrestre tenemos la serie
americana “Los Invasores”, emitida entre 1967 y 1968. David Vincent es un
arquitecto que es testigo del aterrizaje de una nave extraterrestre en una carretera
solitaria. Nadie cree su historia, así que se ve obligado a luchar en solitario
contra la invasión de unos extraterrestres que parecen tan humanos como cualquiera,
pero que no tienen latidos cardiacos, se desintegran cuando mueren y no pueden
doblar el meñique. Esta serie será una inspiración para las que vendrán luego y
traten de conspiraciones extraterrestres.
Pero no sólo los anglosajones fueron contactados por extraterrestres chungos.
Un cómic argentino publicado entre 1957 y 1959 nos muestra una mirada distinta
del tema proveniente de éste rincón del mundo. “El Eternauta”, con guión de
Héctor Germán Oesterheld y dibujo de Francisco Solano Lopez, nos cuenta la
historia de Juan Salvo, un tipo común y corriente que se ve inmerso en una
invasión extraterrestre en Buenos Aires. Todo empieza con una nevada luminiscente
que mata a todo el que tenga contacto con ella, después llegan los invasores. Extraterrestres
insectoides bautizados como “Cascarudos” y unos humanoides con muchos dedos que
reciben el sobrenombre de “Mano”. Al final esos extraterrestres no son
verdaderos hijos de puta, porque están bajó el dominio de los misteriosos “Ellos”,
que si lo son.
Lo maravilloso de “El Eternauta” es que es un relato de gente común y
corriente metida en una situación extraordinaria, por lo que las cosas son explicadas
con un lenguaje sencillo, nada de palabrería científica vacía. El Buenos Aires
que muestra es real, prescindiendo de esquinas y calles genéricas, todo perfectamente
reconocible en la realidad. Un detalle interesante de notar es que “El
Eternauta” fue prohibido en los años setentas por la dictadura militar
argentina, así como su autor es un detenido desaparecido.
Otra que no fue escrita en inglés es la novela "Solaris" (1961) del polaco
Stanislaw Lem. En un planeta bautizado Solaris hay una forma de vida
inteligente, pero que resulta ser un océano protoplásmico. El problema es que
el océano es tan HdP que lleva 100 años ignorando todos los intentos de
hablarle. Sin embargo, como si se hubiera aburrido de hacerles la ley del
hielo, le lee la mente a los astronautas de la última misión que viene a hablar
con él y crea copias de los seres que más quieren, jugando con sus mentes.
Muchos dirán que el planeta Solaris no es un EHdP, porque su mente no se guía
por nuestra lógica del bien y el mal, pero meterse con nuestros recuerdos y
resucitar a tu mujer muerta sólo para ver cómo te comportas es una PUTADA!!
"Solaris" ha sido adaptada al cine en 1968 por Nikolái Nirenburg, en 1972 por Andrei Tarkovsky y en 2002 por Stephen Soderbergh.
Ahora, está Japón, que es el equivalente a otro planeta. Lo que más marca
la ciencia ficción japonesa es ser el único país que ha sufrido un ataque
nuclear. En los años cincuenta aparecen los monstruos radiactivos que destruyen
las ciudades japonesas encabezados por Godzilla, pero también llega el
equivalente al género de superhéroes en Japón, con sujetos en mayas y posturas
raras. El enemigo suele ser un monstruo extraterrestre que a veces se vuelve
gigante y que siempre es un sujeto torturado dentro de un traje de goma. Las
principales franquicias de este género y que tuvieron éxito en occidente son Ultraseries,
principalmente Ultraman, y la serie de Super Sentai (no confundir con hentai,
que eso tiene algunos EHdP con tentáculos fálicos) y que fue adaptada al
paladar gringo en los noventa como los Power Rangers.
Como dije, nunca la ciencia ficción ha vuelto a ser tan prolífica como en
los cincuentas, lo cual no es necesariamente malo, porque aparecieron cosas
realmente ridículas. No obstante, de ahí en adelante el EHdP tendría cada vez
peores papeles y se vería relegado a lo que se llamó cine B. Sin embargo, todo
cambiaría cuando, en una nave espacial llamada Nostromo, a un pobre sujeto un recién
nacido le destrozaría el pecho.
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