Ignis fatuus o fuego fatuo es un fenómeno
que se produce en pantanos y cementerio, en el cual se ven pequeños fuegos a
ras de piso que se encienden debido a la descomposición de materia orgánica. La
gente en la antigüedad (y mucha en la actualidad) piensa que estos fuegos son
expresiones espectrales o que marcan los lugares donde se encuentra enterrado
algún tesoro. Sin embargo, si lo pensamos bien, técnicamente el fuego fatuo no
pasa de ser una flatulencia o peo que se incendia, por lo que viéndolo así el
nombre de este blog adquiere una dimensión completamente nueva.
Cuando bauticé como “Ignis Fatuus”
a este blog la verdad es que lo hice pensando en que, más allá de su
significado, el nombre sonaba bien. Además, cuando usas frases en latín de
inmediato la gente asume que sabes mucho. De hecho, te invitó a que hagas la
prueba e insertes la frase “quid pro quo” en una conversación cualquiera,
independiente que su significado tenga o no que ver con lo que se está hablando
(significa “algo por algo” en el sentido de intercambio justo). Créeme que todo
el mundo te mirará como si fueras un experto en literatura antigua.
Hablando en serio, un día como
hoy hace dos años fue la primera publicación de este blog, así que para efectos
prácticos es su cumpleaños. Por ello, de seguro ya te has dado cuenta de
algunos cambios, como el color distinto del tapiz, que he movido los muebles y
cosas por el estilo, lo cual es sólo para variar un poco. Hoy, después de 731
dias y 239 artículos, puedo decir que esto, que empezó como un pequeño proyecto
sin ninguna ambición, ha perdurado y se afianzó. Como siempre, el
agradecimiento va para los lectores, a quienes espero les hayan interesado las
ñoñeses de las que hablo constantemente.
Esperemos que el fuego fatuo siga
encendido por mucho tiempo más.
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